Te introduces
en mi cuerpo
y avanzas
con tu danza
de macho
mientras paseas
por mi pecho
tus labios
que encienden hogueras
que no imaginaba.

Me aferro a tu espalda
con mis ansias
convertidas en llamas,
mordisqueo tus hombros
y me rindo
ante el poder
de tu cuerpo que avanza.

La fuerza de tu abrazo
me mantiene cautiva
de un sueño
donde Eros
derrama
sus líquidos ardientes como lava.

Y me arrastra
la corriente
que desde
tu hombría arrasa
y desde mi vientre
la luz estalla,
y unidos a la tierra
somos barro
que experimenta el cielo
por un instante.